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GUILLERMO ZAMORANO MARTÍN | 26 años | PASADO: Licenciado en Admón. y Dirección de Empresas en Madrid, ESPAÑA. Estudios ampliados en Nueva York, EEUU. Experiencia en Finanzas @Grupo Cortefiel y en Marketing & Relaciones Públicas @Benetton USA | PRESENTE: BRANDING + DISEÑO + MARKETING ~> DESAFÍOS, COMPROMISO, ILUSIÓN Y ESFUERZO | FUTURO: ESCUCHAR Y APRENDER ~> 100% GZM

martes, 2 de agosto de 2011

España y Fútbol: Lo mejor está "PORVENIR"

"He fallado una y otra vez en mi vida. Por eso he conseguido el éxito". Michael Jordan


Puede que el primer recuerdo en firme que guarde de un partido de la Selección Española de Fútbol sea el de aquel 9 de Julio de 1994, en mitad de un campamento en Segovia, observando impotente como desaprovechábamos la oportunidad de acceder a las semifinales del Mundial de Estados Unidos frente a la Italia del gran Roberto Baggio. Las lágrimas de Luis Enrique, tras recibir aquel salvaje codazo, eran las mismas que caían por mis mejillas y diluían la pintura que cubría la cara de un niño de casi 9 años, al igual que diluían los sueños de vivir la experiencia de ver a España junto a las selecciones más grandes, las de siempre.

Siempre que se hablaba de fútbol se mencionaba a Brasil, Alemania, Argentina, Italia y un no tan largo etcétera de selecciones que siempre, o casi siempre, estuvieron, están y estarán presentes en las grandes citas continentales y mundiales. Pero las cosas han cambiado. Vaya si lo han hecho. Aunque no sin padecimiento.


SUEÑOS ROTOS

Los penaltis y los cuartos de final se convirtieron en una barrera infranqueable, un talón de Aquiles durante muchos años, desde la Eurocopa de Inglaterra'96, a la de Francia en el año 2000 o lo impensable de 2002 en el Mundial de Corea y Japón. Pero ya se vislumbraba en esos últimos acontecimientos, aún con cierto escepticismo, que en un futuro no muy lejano algo importante podríamos lograr. La España de Camacho nos ilusionaba: tenía ritmo, seriedad, desborde y mucho, mucho gol. Pero las penas máximas o los errores arbitrales nos seguían privando de pelear por llegar a lo más alto.


La Selección de Iñaki Sáez decepcionó en la Euro de Portugal en 2004. Todos pensábamos que no podíamos llevar un equipo mejor y por ello, y por la cercanía territorial, teníamos una notable presencia en sus estadios. Papeles mojados, castillos en el aire, utopías, sueños rotos. Desilusión, otra más. Cada vez era más difícil de entender y la historia no nos daba un momento de tregua. La Eurocopa de 1964 quedaba muy lejos.

Alemania'06. Luis Aragonés contaba con un elenco de jugadores titulares en cualquier equipo del mundo. Una más que aceptable e ilusionante primera fase no fue suficiente ante la Francia de Zidane, que capitaneó elegantemente (no podía ser de otra forma) a su selección hasta la Final. Y eso que estaban al borde de la jubilación.


Pero como comentaba antes, se vislumbraba que en un futuro no muy lejano algo importante podríamos hacer. Ese futuro había llegado. El momento de España. Y no podía ser en otro lugar que en Viena, cuna del vals, donde España demostró que también se puede bailar con un balón en los pies sobre el tapiz de un terreno de juego.



GLORIA

2008 y 2010. Austria, Suiza y Sudáfrica. Fechas y países que permanecerán imborrables en la memoria de todos aquellos que vivimos el fútbol y amamos a nuestro país. Luis Aragonés y Vicente del Bosque han dispuesto del mejor equipo que jamás hayamos tenido y no lo han desaprovechado. Los Casillas, Piqué, Xavi, Alonso, Iniesta, Villa o Torres que defienden los colores rojo y gualdo en la actualidad, han escrito en mayúsculas y con tinta indeleble la palabra ÉXITO en la historia del fútbol español. Nuestra carta de presentación, nuestra insignia, nuestra marca: La Roja.

 
 
Todas aquellas lágrimas de rabia, incomprensión e impotencia se transformaron en lágrimas de felicidad. Nuestro actual Equipo Nacional nos ha hecho levantar la cabeza, nos han emocionado y han hecho que nos sintamos orgullos de ser español y desear que llegue la próxima Eurocopa de Polonia y Ucrania en el verano de 2012, para volver a demostrar al mundo con qué fin se inventó este deporte.

Como decía Ortega y Gasset, "lo que más vale del hombre es su capacidad de insatisfacción" y, por ello, no nos conformamos con lo conseguido. Queremos más de cara al futuro y hay que decir que ese porvenir está colmado de ilusión. ¿Por qué no? El porvenir es un lugar muy interesante donde colocar los sueños...


LA ROJITA

En lo que llevamos de verano hemos visto con satisfacción lo que viene por debajo. La Selección Sub-21 se proclamó Campeona de Europa en Dinamarca desplegando un fútbol que, por momentos, hacía recordar a los mayores. El equipo de Milla, no sin sufrimiento, alzó la copa al cielo danés tras una angustiosa semifinal ante Bielorrusia y un sublime partido en la final ante Suiza. Jugadores como Javi Martínez, De Gea, Ánder, Thiago, Adrián o Mata nos han hecho creer e ilusionarnos, aún más si cabe, con que seguiremos celebrando títulos en futuras citas futbolísticas. Muchos de esos jugadores ya son titulares indiscutibles en sus respectivos equipos y seguro que alguno de ellos marcará época en el fútbol español.


Ayer, otros jóvenes, algunos de ellos menores de edad, reafirmaron todas las esperenzas depositadas en las categorías inferiores con un gran torneo y una emocionante final. La España Sub-19 del Europeo de Rumanía corrobora, en voz alta y firme, que España es, a día de hoy, una potencia futbolística mundial. Y todo ello por merecimiento propio, porque las cosas se están haciendo bien. Muy bien. Chavales como Sarabia, Deulofeu, Morata, Juanmi, Pardo o Miquel pronto aparecerán en los onces iniciales de equipos punteros de España y Europa.

Está claro que la avaricia rompe el saco, pero durante este mes de Agosto tenemos una oportunidad más para seguir asociando la palabra Campeón a nuestro país. Veremos qué ocurre, pero el Mundial Sub-20 no ha podido comenzar de mejor forma y equipo, con Pacheco, Canales, Koke, Romeu, Isco o Rodrigo, hay.


Los jóvenes jugadores mencionados con anterioridad empezarán a aparecer en poco tiempo en las colecciones de cromos de los más pequeños, generándoles la misma ilusión que nos producía a nosotros el descubrir y colocar a los Guardiola, Butragueño, Romario, Hierro, Futre, Bebeto o Laudrup de antaño.

Podemos y DEBEMOS estar orgullosos de estos equipos y jugadores que seguirán uniéndose a los deportistas que nos están haciendo vivir una etapa inolvidable en el deporte español. Y por supuesto, aún a riesgo de ser redundante, en el fútbol.

Porque el fútbol siempre es un motivo para ser feliz.



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